¡Buenas noches!
Espero que estéis disfrutando del otoño, sus días melancólicos y primeros fríos.
Yo os voy a contar mi viajito de este fin de semana a Mendoza. No sé si la conocéis, es la primera ciudad argentina cruzando Los Andes. Se construyó en su origen como punto de descanso para los mercaderes que viajaban desde el rio de la Plata a Santiago. También es la ciudad del vino tinto argentino debido a que hay un microclima (parecido al mediterraneo) muy favorable para su cultivo. Otra cosa que la identifica es su abundante vegetación, ya que por los 800 hubo un terremoto que derrumbó casi todo. La reconstruyeron al lado, llenando toooooodas las calles de árboles y de parques. Y no os exagero,la mayoría de las calles parecen como La Alameda malagueña (en mini). Y por último, es la ciudad de la que tanto me ha hablado Vani, donde vivió la mejor parte de su infancia. Así que se reunían todas las condiciones para aprovechar y echar un finde en la Argentina.
El grupo lo componíamos cinco del hostel y un francés “amigo de la casa”. Este hostel tiene a sus habitantes, y a los amigos adyacentes o bien que han vivido aquí, o que les gustan los extranjeros y siempre vienen a todas las weás que hacemos. Además es super curioso como siempre se cuenta con ellos suponiendo que van a venir sí o sí.
Salimos el viernes por la noche en una micro (bus), el camino era de aproximadamente 7 horas, y digo aproximado porque como hay que cruzar la frontera no se sabe lo que puedes tardar en la aduana. Justo nos pilló que había luna llena, y no os imagináis que bonitas se veían las montañas, como se reflejaba la luz en los neveros …pero poco pude ver porque el sueño era demasiado tentador.
Al final llegamos sin demora, y después de sacar dinero nos fuimos directo al hostal que teníamos reservado para el día siguiente, por si había alguna habitación para alojar a 6 moribundos dormidos. No hubo suerte, pero a cambio nos dejó que durmiésemos en los sofás y sillones…pero lo mejor es que se compadeció de nosotros y nos invitó a un buen desayuno. Me jinché de comer dulce de leche con pan, aaaaajjj, que bueno, acompañado de un cafelito y alguna tostada más con alguna mermelada extraña que no supe adivinar de que era.
Después de descansar y reponer fuerzas con el desayuno nos fuimos directos a hacer la ruta del vino. A las afueras de la ciudad, como a 40 minutos en micro urbano se encuentra dicha ruta. Y es que a lo largo de una laaaaarga carretera rodeada de vides se encuentran las bodegas. La gracia de esto es que hay muchas bodegas familiares que fabrican vino para consumo propio, pero que te dejan entrar y probar…bueno vayamos por partes.
Primero y antes de todo, arrendamos unas bicis para poder movernos por la zona. Lo primero que visitamos fue la bodega de un tal Rutini que fue un italiano que trajo la vid y comenzó a fabricar vino. Al principio se hacía harto (mucho) vino para las celebraciones religiosas, por lo tanto la calidad era lo de menos. Después cuando se expandió eso de tomar vino en casa, se seguía fabricando mucha cantidad pero poca calidad. Este primer lagar es ahora un museo, y nos enseñaron todos los artilugios y proceso…nada nuevo…pero por ejemplo después nos enseñaron las vides que ahora en la actualidad cultivan y tenían una altura de un metro y pico!! No me creía que esos árboles llegaban tan altos,,,acostumbrado a ver a las moscateles.
Después del museo, pues ya vimos la fabrica actual y nos dijeron que la uva que más se cultivaba era la uva Malvec. Según parece esta uva es de mala calidad en Francia, pero ashá se dan mejores condiciones y se fabrica un buen vino.
Después de este primer hito nos dirigimos a una fábrica de aceite, dulces y licores. No me hacía mucha ilusión, pero todos querían ir, así que no me iba a quedar solo, pero no me arrepentí para nada. Primero nos dieron a probar pan con aceite (que aunque no era de Mondrón me supo a gloria) pero lo mejor está por venir, porque probamos todo tipo de dulces de leche: con coco, caco, almendras, avellanas y de mermeladas: frutas del bosque, pera, pomelo, y la que más me sorprendió era la mermelada de vino. Simplemente se cuece el vino con azúcar y se espesa, eso me dijo el encargado. Y por último probamos el licor de dulce de leche (sin ser empalagoso ni ná), absenta y no se qué mas.
Con la barriga semi-llena de las tapitas, cogimos carretera y nos fuimos a una bodega familiar “Viña el Cerno”. Allá nos ofrecían un mini asado argentino con su ensalada y copa de vino. Mientras se enciendía el fuego, la dueña nos explicó todos los tipos de vino que había, de donde procedían, características, olor, sabor, cuerpo…Y lo más gracioso que al final nos preguntó: bueno, ¿cuál es su elección? tos nos quedamos cuajaos y yo dije obviamente: ¡el más caro!, jejeje así que me dieron un cosecha de 2004 de nosequé con nosecuanto tiempo en barricas y nosequénosecuantos.
Como señores nos sentamos en una mesita mirando las vides, con el vino, el asadito, música de fondo folcklorica….más agustos que un arbusto…pero no sabéis cuanto necesitaba una siestas así que nos levantamos después de la sobremesa y seguimos “bicicleando”. Después de unos cuantos kilometritos fuimos a un patio de cervezas artesanas que estaba en medio de la nada. El sitio estaba super guapo, rollo chill-out con sofás y carpitas blancas. Muy bakán.
Pero pude estar poco tiempo, porque debía de volver a la city ya que había quedado con Rocio, una amiga de Vani. Ella apareció con varios amigos, y nos fuimos al hostel. Decidimos hacer un asado,,,y es que lo bueno de la cultura del asado es las charlas y risas que te echas mientras se hace el dichoso fuego, jejeje. Porque lo hicimos a la argentina, es decir, con leña, y esperar a que la leña se haga el carbón tarda como un milenio. Pero bueno ya estuvimos conversando y cachando (dándenos cuenta) de las diferencias entre argentinas-chilenas…también había un nota que daba el prototipo argentino: es decir, cachondo, medio artísitico, chamullero…estuvo graciosa la cuestión inter cultural.
Después del asado más largo del mundo nos fuimos a la zona de marcha, una calle con muchos “boliches” para bailar y tomar y acabar reventadíiiiiiiiiiisimo. Me fui al hostel corriendo, porque no podía maaaass.
Al día siguiente obviamente dormí mucho y por la mañana no vi nada más. La mayoría de mi grupo tenía que volver por la tarde porque muchos trabajaban/hacían practicas el lunes a la mañana. Yo también tenía clase, pero a las 11 así que tenía pensado volver a quedar con las niñas y partir de noche. Menos mal que llamamos a la agencia, y me dijeron que ya se habían agotado las plazas para por la noche…aaaaaaaaagggghhhh…que coraje que me dio no os lo imaginais…no pude ver del todo todo la ciudad, no me despedí de las chiquillas…se me quedó un sabor agridulce...pero sacando el lado positivo vi el camino de vuelta por Los Andes de día,,,y la verdad que espectacular (ya veréis las fotos)
Bueno, y sin más este ha sido mi finde, espero que vosotros lo hayáis disfrutado también y hablar con vosotros más a menudo.
Gracias por vuestros comentarios. Son un buen apoyo.